ESTROFAS CABRERAS

(Letra y recitado: Osvalado Ardizzone)

Pero, en medio del cemento
y del sol, ya sin neblina,
la peca sigue ganando
y perderán los de abajo
y chacarán los de arriba . . .
Porque es la guita que manda,
es la mosca que domina
y, siempre tayó el que tiene
y apunta al que está jugao
que, entre la banca y el punto,
es igual aquel pasao . . .
Y, aunque te hagan el verso
con chamuyo proletario,
la mosqueta nunca muere
porque siempre habrá un otario
pa’ soñar con la mentira . . .
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil . . .
Para vos este recuerdo,
Viejo Discepolín,
que, en el horno embalurdado
donde lloró tu tortura,
la Biblia sigue angustiada
frente a un libro de posturas
mientras, un marica mersa,
se hace trompa de un boliche
donde se baten la Musa
minas con ropes caniches
y poetas angustiados
que laburan de rebeldes
desde un bulín perfumado . . .

Y, cuando ya en la mañana,
asoma chivo el Fulero,
allá por el lao del puerto
y, Buenos Aires, despierto,
zarpa del sur pal’ laburo,
un trompa llega de apuro
para un juicio en Tribunales,
en Autos Caratulados
por embargo de jornales. . .

Perdonáme, Buenos Aires,
estas estrofas cabreras,
siempre hubo cosas fuleras,
yo las bato, aunque me duela.